Reseña histórica
Aunque en la Crónica de la población de Ávila se alude a una batalla de Sotillo en la que los caballeros de Ávila, en su afán por expandirse hacia el sur, consiguen una gran victoria sobre los musulmanes, por no estar descrito el campo de batalla con precisión no nos atrevemos a asegurar que se trate de este lugar. Lo que sí afirmamos es que sus habitantes tienen una larga tradición ganadera; basta recordar que se documenta la aldea en fecha temprana, en 1182, época en que Raimundo de Borgoña comienza la repoblación de la provincia de Ávila.
Unida su historia a la de los habitantes del antiguo Estado de La Adrada, se sabe que ya existía como aldea en el año 1661, con sus propios alcaldes y regidores; por la proximidad con la villa de La Adrada, no llegó Sotillo a tener Concejo propio hasta 1571.
Como aportaba a la villa señorial cuantiosos beneficios, no consiguió la autonomía municipal hasta el 7 de febrero de 1642, amojonándosele en aquella fecha un término que alcanzaba los 43 kilómetros cuadrados.
La suavidad de las lomas y el campo despejado por las roturas a que hace referencia su nombre –soto significa campo despejado– conoció en seguida un rápido auge demográfico, ya que el suelo sin componentes arbustivos, la abundancia de llanuras y las onduladas lomas permitían actividades agrícolas de gran interés para el abastecimiento de la meseta norte.
Sus producciones favorecieron un rápido crecimiento demográfico, por lo que no tardaría Sotillo en superar el número de habitantes de la villa matriz.